miércoles, 28 de septiembre de 2011

Si no pasas este mensaje, Facebook empezará a cobrar»

Desde hace más o menos una semana, los nuevos cambios de Facebook están volviendo locos a todos sus usuarios. Si ya anteriormente cualquier pequeña variación -bien en el chat, en el visor de fotos o en la posibilidad de mencionar a los colegas directamente en los comentarios, por poner algún ejemplo de las modificaciones de los último

s meses- descontrolaba de arriba a abajo, cada vez que iniciaban sesión, su rutina en la Red, ahora la cosa se les ha ido completamente de las manos con la revolución que ha puesto patas arriba sus personales y cuadriculados perfiles, tan bien controlados hasta el momento.

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Los usuarios están que trinan. Y con razón. Desde que los perfiles comenzaron a cambiar paulatinamente, uno no sabe ya quién puede acceder a sus fotografías, ni leer cada sílaba que publica en la red social. Tampoco está muy claro quién puede enviarle mensajes, si sus amigos o los amigos de sus amigos, o algún desconocido de la otra punta del planeta. Ni quién puede conocer su dirección de correo, o ver en cada momento qué canción está escuchando, o leer los comentarios que, en un momento de aburrimiento, uno escribe en la foto del vecino de la prima del novio del amigo de su compañero de trabajo... Y así, un eterno bucle en el que se entra pero no se sabe por donde salir.

Un lío. Que ya lo era un poco hasta ahora, con ese miedo constante de que cada perfil con sus permisos de privacidad completamente controlados, un buen día amaneciese de repente abierto a todo el mundo. Y, de golpe, se ha convertido en un batiburrillo enorme con las modernas innovaciones que el chico prodigio Mark Zuckerberg decidió comenzar a probar, poco a poco, en las cuentas de algunos de los adeptos a la red social. Y esto es solo el principio.

La mayoría de las cuentas solo han incorporado las primeras modificaciones: una especie de lista de mensajes instantáneos a la derecha a modo Twitter; la opción «Suscribirse» -una de las que más ampollas está causando-, que permite que otros usuarios, que no forman parte del grupo de amigos, puedan ver las publicaciones de cada uno si no se controla bien el grado de privacidad; y la introducción de aplicaciones de música y contenidos audiovisuales con la integración de programas como Spotify. Esto básicamente significa que aquellos que tengan un perfil en el servicio de música en línea, cada vez que se conecten al Facebook publicarán a los cuatro vientos qué canción están escuchando en el momento de darle al play y cuáles son sus listas de reproducción favoritas. Vamos, que si uno quiere escuchar Marinero de luces en un momento de debilidad, todos sus amigos se enterarán de su pasión oculta por la Pantoja, y si tiene una lista de canciones horteras favoritas o una de temas para cantar en la ducha, por no poner otros ejemplos, sus tropecientos contactos de Facebook -con la suerte de que las fronteras virtuales de su red social estén bien cerradas- acabarán descubriendo sus gustos musicales más privados.

Evidentemente, esto puede controlarse, escogiendo cuánto y qué puede ver quién. Pero muy pocos han encontrado los rincones y botones para hacerlo. En este caso en concreto, como explica el propio programa musical en su blog tras las últimas protestas, los usuarios que quieran tener bien atado su repertorio musical para sí mismos deben entrar en el menú de preferencias de Spotify y marcar o, en este caso, desmarcar, la casilla de «Compartir en Facebook». Si lo se quiere es eliminar una lista de canciones del perfil público, el usuario deberá hacer clic en su nombre en la parte superior de la lista de amigos, marcar «Editar» y seleccionar las listas que no desea compartir. Pero si quiere compartir una lista con un amigo en concreto, deberá seleccionar «Compartir» cuando se encuentre dentro de la lista y pinchar en «Amigos de Spotify».

Pero esto, por si fuera poco, no es todo. Ahora el programa para escuchar música exige, como requisito indispensable, a los usuarios que se vayan a abrir una cuenta por primera vez tener una cuenta en Facebook, compensando la balanza de tantos cambios incómodos con la apertura, de nuevo, de su sistema gratuito ilimitado de música durante al menos seis meses. No todo iban a ser disgustos.

La polémica está servida

Todos los cambios producen siempre desconfianza e inseguridad, y un lento período de adaptación, pero si además vienen todos juntos -como es el caso- el recelo acaba convirtiéndose en indignación. Y las respuestas no se han hecho esperar. Tanto en Twitter como en el propio Facebook, los comentarios referentes a los caóticos cambios han sido constantes desde que los primeros ¿afortunados? comenzaron a intuir que la tranquila rutina de sus perfiles, tan amueblados y alineados, empezaba a temblar. «Si los de Facebook, en vez de dedicarse a inventar nuevos formatos, tuviesen las manos quietas, mejor nos iría a todos» o «Mark Zuckerberg si estabas aburrido podías haberte quedado quietecito», son algunos de los mensajes que durante estos días abundan por la Red.

El tema de la privacidad es el más delicado de todos y, ante el peligro latente de que los pensamientos de muchos, hechos mensajes de Facebook, se vayan a expandir más allá de su círculo de amigos de la red virtual, llegando a aquellos a los que nunca les hubiese gustado que llegasen, los muros se han poblado recientemente de mensajes como este, que seguro que a más de uno le suena: «Hacedme un favor, poned el ratón sobre mi nombre, esperad a que cargue la ventanita que sale, y poned el ratón sobre 'Suscrito(a)'. Después desmarcad la opción 'Comentarios' y 'Me gusta'. Esto evitará que mis comentarios con vosotros se hagan públicos. Después publica esto en tu muro si no quieres que cada cosa que hagas aparezca en la esquina superior derecha. Gracias».

El remolino que este tipo de cadenas ha creado ha sido tan grande que los usuarios, agudizando el ingenio, han degenerado los mensajes en originales parodias como esta: «Si no copias esto en tu muro, te van a borrar de Facebook, de Tuenti y de tu club de pádel. Te van a quitar Internet, Internet móvil, la TV digital, las zapatillas de andar por casa, la gasolina de tu coche y el fuet de la nevera. Además no te van a dejar entrar nunca más en un bar, heladería, pub o similar. Esto ha salido en las noticias, en Internet, en Qué tiempo tan feliz, en el BOE y en la RAE. Copia y pega, corre! 2012 está cerca, sálvate!!!».

Mientras tanto, los rumores siguen creciendo como la espuma. Otra idea con la que muchos especulan ya es con la puesta en marcha del sistema de pago de Facebook, por lo que tampoco es raro encontrar por los muros adelante bombardeos de mensajes similares a este: «Ha salido en las noticias. Facebook empezará a cobrar debido a los cambios de perfil nuevos. Si copias esto en tu muro vuestro icono cambiará a azul y Facebook será gratis para ti. Pasar este mensaje, sino vuestra cuenta será eliminada si no pagas.» Y como estas cadenas, mil.

La idea general y positiva que sobrevuela en estos controvertidos cambios es eliminar las barreras y caminar hacia una red social más completa e intuitiva. A falta de un libro de instrucciones, por el momento solo es un rompecabezas para todos los que cada vez que abren la sesión descubren un nuevo icono.

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